El enemigo más grande que tenemos es la muerte y esta entra a nuestras vidas por medio del pecado, la muerte buscará entrar a nuestras vidas de 2 formas que son en nuestra casa y en nuestra humanidad (Romanos 5:12 LBLA), en el huerto del edén el Señor fundo el primer matrimonio con Adán y Eva, por lo tanto en ese momento el pecado le dejo las puertas abiertas a la muerte, la única forma que tenemos nosotros como hijos de Dios de no ver muerte es ser trasladados (Hebreos 11:5 LBLA), la muerte se presenta por medio de enfermedades y en la palabra de Dios en (Levítico 17:11 LBLA) especifica que la vida de la carne esta en la sangre por eso es tan importante rogarle al Señor que cambie nuestro ADN, el Señor le da una orden al hombre  que es fructificar y multiplicar pero si este se contamina no puede fructificar (Génesis 1:28 LBLA),  el matrimonio es la entidad en la que tenemos la oportunidad de hacer las cosas mal pero también de hacerlas muy bien, pero si hacemos las cosas mal como pretendemos ser parte de la novia de Cristo (Apocalipsis 22:12 LBLA), todo lo que hagamos dentro de nuestro matrimonio tendremos que rendir cuentas en el tribunal de Cristo, pero solo Él nos puede ayudar conforme a su gracia y misericordia, es probable que en nuestro hogar haya un descontrol debido a que no nos sujetamos a nuestro Dios (Colosenses 2:18-19 LBLA), pero si deseamos tener comunión en nuestra casa debemos de llevar nuestro caminar en la luz del Señor y nos alumbrará el camino que debemos de seguir para no tropezar en nuestra vida familiar (1 Juan 1:7 LBLA), sino podemos oír o no podemos ver y detectar lo que está afectando nuestro hogar es porque se está manifestando la rebeldía en nosotros, ha faltado sujeción, obediencia hacia la palabra del Señor (Ezequiel 12:2 LBLA),  debemos de poner a nuestro Señor como prioridad antes que a cualquier otra cosa (2 Crónicas 16:12 LBLA), pidámosle a nuestro Dios que cambie nuestra genética para que toda nuestra vida pueda tener un cambio (1 Pedro 1:18-19 LBLA), Dios es todo poderoso solo Él puede hacer una obra grande en nuestras vidas (2 Corintios 1:9 LBLA).