La liberación de los ambientes familiares
Apóstol Samuel Díaz
Guatemala, 05 de febrero del Año de la RecompensaLos demonios se acercan donde hay pecado donde hay maldad, la corrupción del pecado estorba la obra del Espíritu Santo, nuestro Dios nos da la orden de que nos acerquemos a nuestras autoridades para eliminar la plaga que puede estar en nuestra casa, identificando el fundamento que está afectando (Levítico 14:35-36 RV 1960), revisemos que en nuestro hogar no haya entrado ninguna abominación que este contaminando los ambientes porque entonces es allí cuando entran los espíritus inmundos a molestar (Deuteronomio 7:25-26 RV 1960), los ambientes del mundo están contaminados escapemos por nuestra vida y no veamos atrás sigamos a Cristo, subamos al monte alto para que no nos atrape el pecado (Génesis 19:17 RV 1960), algunos de los síntomas que espirituales que pueden estar afectando nuestro hogar son: (Enfermedades constantes, sueños malos, pesadillas, insomnios, trastornos de conducta en niños y adultos, ausencia de paz, jaquecas, fatigas, fantasmas, demonios, pesadez, etc.), los ambientes espirituales de nuestro hogar pueden estar contaminados con cosas perversas, algunas cosas que pueden contaminar los ambientes espirituales son: (objetos relacionados con cultos paganos, cruces, dragones, mascaras de tribus, muñecos de vudú, libros de horóscopo, etc.) (Hechos 19:18-20 RV 1960), hay que tomar acciones para liberar nuestro ambiente: (limpieza espiritual, cartas de amor, joyas, ropas que nos regalaron, fotos antiguas, etc.), nuestro Padre nos está llamando a libertad y nos pide que dediquemos nuestro hogar y familia solo a Él (Salmos 101:2-7 RV 1960), puede haber cosas en nuestras casas que están haciendo que nuestra derrota sea más grande como objetos, esculturas, etc. (Josué 7:10-11 RV1960), nuestro Dios nos está diciendo que despertemos para reprender espíritus inmundos y no permitir que vuelva a entrar y librarnos de las cadenas (Isaías 52:1-2 LBLA), nuestro Dios nos regalara´ tiempos de libertad solo si creemos en su palabra, toda la fe puesta en nuestra Señor (Salmos 101:2-7 RV 1960), Amén.