Las relaciones familiares

Pastor Willy González

Guatemala, 15 de enero del Año de la Recompensa

En definitiva, lo que aprendimos en las relaciones familiares que tuvimos en nuestra niñez influyen grandemente en la forma que actuamos en el presente. Una de las cosas que uno aprende en casa y que es una necesidad básica del ser humano es el amor, es decir, aprender a dar amor y a recibirlo, a través de la atención y del reconocimiento. El problema surge en cómo nos mostraron el amor en casa o la falta de éste. A la luz de Palabra, vemos el ejemplo de la relación familiar de José, quien era el hijo favorito de su padre, por lo que surgió la envidia por parte de sus hermanos por la falta de amor y aprobación de parte de Jacob hacia ellos, lo que desencadenó el querer deshacerse de José con la finalidad de poder recibir el amor de su padre (Gn. 37:5); así también, vemos con el ejemplo de Rubén, Simeón y Leví, como la falta de afecto tuvo repercusiones en cuanto al enojo, resentimiento y violencia que ellos manifestaban en su hogar (Gn. 49:3-5). Otro ejemplo de problemas en las relaciones familiares es la división del amor de Isaac y Rebeca hacia sus hijos (Esaú y Jacob), ya que uno era preferido por el padre y el otro hijo el preferido de la madre, por lo que no había una plenitud en el amor (Gn. 25:28). Por último, tenemos el ejemplo de las relaciones de nuestro Señor Jesús con los discípulos y podemos ver como Juan era el discípulo al que el Señor más amaba, lo que causó que Pedro se sintiera menos amado, sin embargo, el Señor nos enseña acerca del amor en cuanto a que el que desea ser el mayor (el más amado), que sirva, es decir, que manifieste ese apoyo y atención a los demás (Jn. 13:21-23; Jn. 21:15).

Por lo tanto, a pesar de los problemas que puedan surgir en la familia, es importante entender que, ¡hemos sido rescatados de la vana manera de vivir heredada de nuestros padres! Por lo que es momento de romper con todas esas herencias que no son conforme a la voluntad del Señor y en su lugar, manifestar el amor de Dios en nuestro hogar con nuestra forma de hablar y de actuar (1 Pe. 1:18 LBLA; RV). En ese orden de ideas, para poder manifestar ese amor, la Palabra de Dios nos enseña que es el servicio el que nos enseña a expresar amor y a recibirlo (Lc. 22:26).

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