Vigilando nuestro hogar

Pastor Ramiro Sagastume

Guatemala, 27 de noviembre del Año del Reconocimiento

Si queremos llegar a ser vigilantes del Señor, debemos empezar por vigilarnos a nosotros mismos, es decir, empezar por vigilar nuestro corazón, en el sentido de procurar tener un corazón sensible. Así también, debemos vigilar nuestro hogar, los padres de familia deben tener el cuidado de examinar su hogar y no ser como atalayas ciegos (Is. 56:10).

A la luz de la Palabra vemos algunos vigilantes de su hogar; el primero es Lot, quien tomó decisiones perjudiciales para su familia, al decidir por sí mismo ir hacia Sodoma (Gn. 13:10-12; Gn. 19:26); esto nos muestra que es importante tomar las decisiones del hogar en conjunto (como matrimonio), bajo la guianza del Espíritu Santo para tomar decisiones buenas para nuestra familia.

El segundo vigilante es José, quien le daba malos informes de sus hermanos a su padre y el generar discordia con sus hermanos tuvo como consecuencia que lo despojaran de su túnica y lo vendieran (Gn. 37:2; Gn. 37:23); esto nos enseña que como buenos vigilantes debemos procurar tener una buena relación con nuestra familia, saber perdonar lo malo que nos hicieron y también pedir perdón por nuestros errores (Gn. 43:30).

Otro de los vigilantes es Elí, de quien murieron sus dos hijos al no haber ejercido una buena vigilancia en su hogar por poner como prioridad el servicio al Señor. Definitivamente, el servicio a Dios es muy importante pero no debemos dejar que el servicio nos haga descuidar nuestro hogar (1 Sa. 4:14-18).

Como vigilantes de nuestro hogar, busquemos fervientemente al Señor para ser guiados en las decisiones que tomemos, para que no sean perjudiciales para nuestra familia, sino que sean de bendición.




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